viernes, 5 de octubre de 2018

Gélidas neblinas.

Escuchaba los pasos
acercándose.
Noche a noche
asechando

Vendí mi alma.
Siempre lo he dicho
ya no tengo
nada que perder.

Sentí crujir mi cuerpo
tras cada segundo
en los fríos sudores.
Me estremecía.

No hay por qué
apresurarme, al final.
Ahí estará.
Lo sé bien.

No importa.
He perdido la razón
en esta esperanza
falsa y vacía.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario