lunes, 8 de octubre de 2018

Déjame.

No puedo abandonar
esta purulenta
y desgarradora herida séptica.

Las llevaré conmigo
cuando las manecillas
marquen el fatídico destino
de ir a casa.

Eres mi adición fatal
sólo otro calmante
sólo mi veneno favorito.

Cuando la sangre baila
al son de gritos infernales
e incomprensibles balbuceos
sólo en la tormenta.

Al reír inconscientemente
tras rejas de acero
y suaves paredes.

Nunca pedí estar aquí
tampoco ser esta enfermedad
pero nadie controla
las cartas del destino..

Soy condena
esencia de carroña
y eso está bien.


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