Ya habían pasado cinco noches desde el incidente con la conductora ebria, Skler había logrado ocultarse de cualquier ojo curioso que pudiera percatarse de su presencia, hasta que alguien, demasiado estúpido, como para adentrarse en aquel túnel tétrico y repugnante, abandonado incluso por la fauna ponzoñosa que habitaba aquel lugar. No le importaron los rumores, después de todo siempre había un sin fin de historias sobre lugares así, simplemente ignoró cualquier advertencia y siguió "valientemente" con su camino.
Un par de horas después de que aquel aventurero se adentrara en los túneles, se escucharon gruñidos acompañados de un potente grito plagado de desesperación y terror, el cual, fue cortado por el sonido crujiente de un cuerpo siendo estrellado contra las paredes, los golpes retumbaron por todo el alcantarillado, el sonido de la carne siendo machacada se dispersó por toda la tubería, llegando incluso a ser oído a en las afueras de la estación. Para cuando dejó de estrellar aquella bola de carne, no sólo había muerto, también lo habían convertido en una masa suave, lista para ser triturada por las mandíbulas de Skler, el descarnado.había hecho de un hombre grande y musculoso una pila de desperdicios, justo como aquella de la que él emergió. Solamente le bastó con tomar la mano de aquel audaz héroe para moldearlo usando una fuerza descomunal, hasta ahora desconocida para él mismo.Volvió a bañarse en la sangre de su víctima. Podía sentir como el tibió líquido brotaba de la carne para recorrer primero su mandíbula, hasta llegar a las vertebras, podía sentir como cada una de ellas se envolvía en aquel glorioso néctar, para recubrir sus costillas tendría que perforar con las falanges de sus dos manos el diafragma, para subirlo sobre su cabeza y separar el cuerpo en dos, convirtiéndolo en una regadera de sangre y vísceras.
Los días pasaron y la gente se había percatado de la ausencia de aquel joven, sobretodo las mujeres incautas a las que él solía frecuentar, recordaron haber escuchado que aquel día estaba dispuesto a entrar a los túneles. Sabían que algo malo había pasado, aquella plasta amorfa solía ser muy responsable y muy querido al parecer, ya que la policía se había hecho presente al poco tiempo de la desaparición de lo que ahora son desperdicios inertes descansando en las profundidades de las aguas negras.
Desde el primer día Skler había tenido un mal presentimiento, durante cinco días, los mismos que tardaron los oficiales en asistir, se dedicó a devorar a la fauna rastrera. Acechó los nidos de ratas y exterminó poblaciones enteras en nombre de una angustia salvaje y primitiva. No podía detenerse hasta estar completamente bañado en aquel charco de putrefacción, donde los cadáveres de aquellos animales se había vuelto un liquido homogéneo de color rojo negruzco. Su blanca osamenta se había cubierto de coágulos y carne putrefacta, podía sentir como los huecos entre sus huesos se rellenaban con lodo y carroña.Al llegar la noche del quito día, pudo escuchar como las botas de la policía hacían retumbar los túneles, los charcos resonaban a la distancia, Skler tenía miedo, miedo de la luz, miedo de los gritos, miedo de ser visto, intentó adentrarse más en los túneles, pero ya se encontraba en la parte más baja de aquella construcción.
El instinto lo hizo querer escapar, en aquel lugar, donde había encontrado relativa calma, ya no se sentía seguro. Se apresuró a encontrarse con los intrusos, ya había dejado de esconderse, era momento de defenderse y buscar algún lugar más tranquilo. Corrió apresuradamente hacia donde sus sentido le indicaban que se encontraban sus presas, se trataban de cinco hombres que se habían atrevido a profanar su terreno. Las paredes retumbaron con el paso de Skler, un rugido bestial ensordeció a los oficiales. Aquellos hombres habían perdido el valor, algunos quisieron escapar, pero los más ingenuos los terminaron por convencer usando un estúpido sentido del "deber", lo único que lograron fue que el descarnado se habría ganado unas cuantas victimas extras.
Al llegar donde se encontraban aquellas frágiles criaturas, éstas entraron en pánico y comenzaron a disparar, un proyectil impactó directo en su frente, logrando hacer que Skler sintiera una leve presión golpeando su cuerpo. Las balas siguieron impactando su osamenta, algunas rebotaban, otras caían despues de haber impactado y otras pocas terminaron siendo completamente pulverizadas, se quedó inmóvil por un momento,solamente para lanzar un potente alarido capaz de derrumbar el honor, compromiso y toda esa mierda del más estoico de todos ellos, sus rostros habían cambiando, solían tener cierta mirada fría y aunque el miedo los invadía, aún conservaban aquella voluntad. Ahora sus rostros han cambiado tanto que sólo pueden reflejar el absoluto terror. Hasta que el descarnado por fin dio el primer paso hacia ellos sus armas cayeron al suelo y aquellos "estoicos" comenzaron a correr, lo cual no sirvió de nada pues en cuanto el más cercano se dio la vuelta sus delgadas falanges se adentraron violentamente en sus cuencas oculares, haciendo crujir aquel cráneo al impactar directamente con el cerebro, haciendo que su espina dorsal se doblara por completo, doblando su cuerpo de tal manera en que su cabeza tocaba las plantas de sus pies.
A pocos pasos de aquella escena se encontraban los demás corriendo despavoridos, lo cual, no ayudó en nada, pues Skler había logrado adelantarse a ellos a través de una tubería, El que se encontraba al frente de ellos terminó resbalando hasta llegar a los pies de aquella visión espeluznante. Emitió otro rugido y prosiguió a tomar el tobillo del hombre que se encontraba a sus pies, jalándolo con la suficiente fuerza como para quebrar sus huesos y romper los tendones de toda su pierna. Poco le faltó para desmembrar a aquel hombre, pero tenía prisa, los otros tres oficiales se encontraban aterrados frente a lo que podían presenciar, aquellos rumores e historias locas que habían escuchado se habían vuelto reales. Uno de ellos quedó completamente inmóvil, tratando de comprender lo que sucedía, hasta que su cabeza fue completamente aplastada por el par de manos del descarnado, quien con un sólo aplauso terminó con la miseria de aquel hombre. Los otros dos habían salido corriendo intentando escapar de lo que les podría suceder.
Mientras tanto yacía tumbado en el alcantarillado la segunda victima del descarnado, gritaba exclamando por ayuda pero nadie pudo escucharlo e incluso si lo hubieran hecho, nadie se atrevería a entrar después de escuchar a uno de los hombres más valientes del cuerpo sucumbir al miedo. Observó como es que aquel monstruo, cubierto enteramente por una sustancia negra, viscosa y purulenta terminó con la vida de los dos últimos con un solo movimiento sujetó la columna de uno de ellos para usarlo omo un garrote para golpear frenéticamente al segundo, ahora él era el único que seguía con vida, esperaba que eso cambiara pronto, imploraba que sucediera.
Después de haber dejado irreconocible al hombre al cual había golpeado sin piedad, Skler jadeó un par de veces, emitiendo un fuerte rugido que terminó por reventar los tímpanos del último sobreviviente haciendo que sus oídos sangraran con abundancia, su vista comenzaba a desenfocar pero eso no lo salvo del sentir el dolo que Skler estaba por regalarle. Tomándolo con una sola mano incrustando sus husos en la quijada de aquel hombre y levantándolo hasta alcanzar su pecho para tomar la parte superior de su cabeza con la otra mano y de esa manera arrancar su mandíbula y parte de su traquea junto a un pedazo de su cuello. La sangre brotaba en grandes chorros de plasma tibio.
Esta vez, no se detuvo para ensañarse con los desperdicios que su cacería había dejado, aquel lugar había sido invadido y ahora su salvajismo lo forzaba a escapar hacia un terreno más tranquilo, así que corrió tan rápido como pudo en dirección de la salida, su instinto le hacía consiente de que al terminar el túnel, habría algo esperándole, un conjunto de cuatro fusiles y dos escopetas, habían escuchado todo desde sus posiciones y aunque no sabían lo que les esperaba, decidieron quedarse y esperar que aquello que se escuchaba en lo profundo mostrara su rostro, al principio todos ellos se habrían mantenido completamente escépticos respecto a esto pero conforme pasaba el tiempo comenzaban a ver la realidad. Uno de ellos fue inteligente y simplemente salió corriendo, los otros dos, mantuvieron sus posiciones hasta que dependiente se escuchó un fuerte golpe y por un par de segundos, todo quedó en silencio.
Tras ver a oficial corriendo y gritando con tal ímpetu, una pequeña multitud había caído presa del morbo y decidieron acercarse al lugar del incidente, aquel sitio solía repeler a las personas debido a la peste que de ahí emergía, pero lo cierto es que nada es lo suficientemente desagradable como para frenar las ansias que las personas suelen tener por ver algo... que le de sentido a sus vidas, a algunos no les preocupa el peligro y hay quienes incluso lo disfrutan. Una nube de polvo se había alzado sobre la estación de mantenimiento del lugar, justo de donde aquel hombre había huido, las personas siguieron acercandoce, el lugar se inundó de un silencio total por un segundo cuando la gente vió un pedazo de tubería incrustada en uno de los edificios principales de la estación. la multitud comenzó a correr hacia el lugar del incidente con la esperanza de ver el desastre con sus propios ojos, cuando al fin habían llegado pudo ver una silueta en extremo delgada y alta correr a toda velocidad rumbo a las afueras de la ciudad. Skler había había escapado.
Un par de horas después de que aquel aventurero se adentrara en los túneles, se escucharon gruñidos acompañados de un potente grito plagado de desesperación y terror, el cual, fue cortado por el sonido crujiente de un cuerpo siendo estrellado contra las paredes, los golpes retumbaron por todo el alcantarillado, el sonido de la carne siendo machacada se dispersó por toda la tubería, llegando incluso a ser oído a en las afueras de la estación. Para cuando dejó de estrellar aquella bola de carne, no sólo había muerto, también lo habían convertido en una masa suave, lista para ser triturada por las mandíbulas de Skler, el descarnado.había hecho de un hombre grande y musculoso una pila de desperdicios, justo como aquella de la que él emergió. Solamente le bastó con tomar la mano de aquel audaz héroe para moldearlo usando una fuerza descomunal, hasta ahora desconocida para él mismo.Volvió a bañarse en la sangre de su víctima. Podía sentir como el tibió líquido brotaba de la carne para recorrer primero su mandíbula, hasta llegar a las vertebras, podía sentir como cada una de ellas se envolvía en aquel glorioso néctar, para recubrir sus costillas tendría que perforar con las falanges de sus dos manos el diafragma, para subirlo sobre su cabeza y separar el cuerpo en dos, convirtiéndolo en una regadera de sangre y vísceras.
Los días pasaron y la gente se había percatado de la ausencia de aquel joven, sobretodo las mujeres incautas a las que él solía frecuentar, recordaron haber escuchado que aquel día estaba dispuesto a entrar a los túneles. Sabían que algo malo había pasado, aquella plasta amorfa solía ser muy responsable y muy querido al parecer, ya que la policía se había hecho presente al poco tiempo de la desaparición de lo que ahora son desperdicios inertes descansando en las profundidades de las aguas negras.
Desde el primer día Skler había tenido un mal presentimiento, durante cinco días, los mismos que tardaron los oficiales en asistir, se dedicó a devorar a la fauna rastrera. Acechó los nidos de ratas y exterminó poblaciones enteras en nombre de una angustia salvaje y primitiva. No podía detenerse hasta estar completamente bañado en aquel charco de putrefacción, donde los cadáveres de aquellos animales se había vuelto un liquido homogéneo de color rojo negruzco. Su blanca osamenta se había cubierto de coágulos y carne putrefacta, podía sentir como los huecos entre sus huesos se rellenaban con lodo y carroña.Al llegar la noche del quito día, pudo escuchar como las botas de la policía hacían retumbar los túneles, los charcos resonaban a la distancia, Skler tenía miedo, miedo de la luz, miedo de los gritos, miedo de ser visto, intentó adentrarse más en los túneles, pero ya se encontraba en la parte más baja de aquella construcción.
El instinto lo hizo querer escapar, en aquel lugar, donde había encontrado relativa calma, ya no se sentía seguro. Se apresuró a encontrarse con los intrusos, ya había dejado de esconderse, era momento de defenderse y buscar algún lugar más tranquilo. Corrió apresuradamente hacia donde sus sentido le indicaban que se encontraban sus presas, se trataban de cinco hombres que se habían atrevido a profanar su terreno. Las paredes retumbaron con el paso de Skler, un rugido bestial ensordeció a los oficiales. Aquellos hombres habían perdido el valor, algunos quisieron escapar, pero los más ingenuos los terminaron por convencer usando un estúpido sentido del "deber", lo único que lograron fue que el descarnado se habría ganado unas cuantas victimas extras.
Al llegar donde se encontraban aquellas frágiles criaturas, éstas entraron en pánico y comenzaron a disparar, un proyectil impactó directo en su frente, logrando hacer que Skler sintiera una leve presión golpeando su cuerpo. Las balas siguieron impactando su osamenta, algunas rebotaban, otras caían despues de haber impactado y otras pocas terminaron siendo completamente pulverizadas, se quedó inmóvil por un momento,solamente para lanzar un potente alarido capaz de derrumbar el honor, compromiso y toda esa mierda del más estoico de todos ellos, sus rostros habían cambiando, solían tener cierta mirada fría y aunque el miedo los invadía, aún conservaban aquella voluntad. Ahora sus rostros han cambiado tanto que sólo pueden reflejar el absoluto terror. Hasta que el descarnado por fin dio el primer paso hacia ellos sus armas cayeron al suelo y aquellos "estoicos" comenzaron a correr, lo cual no sirvió de nada pues en cuanto el más cercano se dio la vuelta sus delgadas falanges se adentraron violentamente en sus cuencas oculares, haciendo crujir aquel cráneo al impactar directamente con el cerebro, haciendo que su espina dorsal se doblara por completo, doblando su cuerpo de tal manera en que su cabeza tocaba las plantas de sus pies.
A pocos pasos de aquella escena se encontraban los demás corriendo despavoridos, lo cual, no ayudó en nada, pues Skler había logrado adelantarse a ellos a través de una tubería, El que se encontraba al frente de ellos terminó resbalando hasta llegar a los pies de aquella visión espeluznante. Emitió otro rugido y prosiguió a tomar el tobillo del hombre que se encontraba a sus pies, jalándolo con la suficiente fuerza como para quebrar sus huesos y romper los tendones de toda su pierna. Poco le faltó para desmembrar a aquel hombre, pero tenía prisa, los otros tres oficiales se encontraban aterrados frente a lo que podían presenciar, aquellos rumores e historias locas que habían escuchado se habían vuelto reales. Uno de ellos quedó completamente inmóvil, tratando de comprender lo que sucedía, hasta que su cabeza fue completamente aplastada por el par de manos del descarnado, quien con un sólo aplauso terminó con la miseria de aquel hombre. Los otros dos habían salido corriendo intentando escapar de lo que les podría suceder.
Mientras tanto yacía tumbado en el alcantarillado la segunda victima del descarnado, gritaba exclamando por ayuda pero nadie pudo escucharlo e incluso si lo hubieran hecho, nadie se atrevería a entrar después de escuchar a uno de los hombres más valientes del cuerpo sucumbir al miedo. Observó como es que aquel monstruo, cubierto enteramente por una sustancia negra, viscosa y purulenta terminó con la vida de los dos últimos con un solo movimiento sujetó la columna de uno de ellos para usarlo omo un garrote para golpear frenéticamente al segundo, ahora él era el único que seguía con vida, esperaba que eso cambiara pronto, imploraba que sucediera.
Después de haber dejado irreconocible al hombre al cual había golpeado sin piedad, Skler jadeó un par de veces, emitiendo un fuerte rugido que terminó por reventar los tímpanos del último sobreviviente haciendo que sus oídos sangraran con abundancia, su vista comenzaba a desenfocar pero eso no lo salvo del sentir el dolo que Skler estaba por regalarle. Tomándolo con una sola mano incrustando sus husos en la quijada de aquel hombre y levantándolo hasta alcanzar su pecho para tomar la parte superior de su cabeza con la otra mano y de esa manera arrancar su mandíbula y parte de su traquea junto a un pedazo de su cuello. La sangre brotaba en grandes chorros de plasma tibio.
Esta vez, no se detuvo para ensañarse con los desperdicios que su cacería había dejado, aquel lugar había sido invadido y ahora su salvajismo lo forzaba a escapar hacia un terreno más tranquilo, así que corrió tan rápido como pudo en dirección de la salida, su instinto le hacía consiente de que al terminar el túnel, habría algo esperándole, un conjunto de cuatro fusiles y dos escopetas, habían escuchado todo desde sus posiciones y aunque no sabían lo que les esperaba, decidieron quedarse y esperar que aquello que se escuchaba en lo profundo mostrara su rostro, al principio todos ellos se habrían mantenido completamente escépticos respecto a esto pero conforme pasaba el tiempo comenzaban a ver la realidad. Uno de ellos fue inteligente y simplemente salió corriendo, los otros dos, mantuvieron sus posiciones hasta que dependiente se escuchó un fuerte golpe y por un par de segundos, todo quedó en silencio.
Tras ver a oficial corriendo y gritando con tal ímpetu, una pequeña multitud había caído presa del morbo y decidieron acercarse al lugar del incidente, aquel sitio solía repeler a las personas debido a la peste que de ahí emergía, pero lo cierto es que nada es lo suficientemente desagradable como para frenar las ansias que las personas suelen tener por ver algo... que le de sentido a sus vidas, a algunos no les preocupa el peligro y hay quienes incluso lo disfrutan. Una nube de polvo se había alzado sobre la estación de mantenimiento del lugar, justo de donde aquel hombre había huido, las personas siguieron acercandoce, el lugar se inundó de un silencio total por un segundo cuando la gente vió un pedazo de tubería incrustada en uno de los edificios principales de la estación. la multitud comenzó a correr hacia el lugar del incidente con la esperanza de ver el desastre con sus propios ojos, cuando al fin habían llegado pudo ver una silueta en extremo delgada y alta correr a toda velocidad rumbo a las afueras de la ciudad. Skler había había escapado.
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