y se los ofreceré a tu viuda
cual collar de hueso pulido.
Eres muy divertido.
Unas cuantas horas tras aquello
la penetraré justo en la cama
que solían compartir.
Sólo para esparcir mi semilla.
Engendraré la se semilla
que sólo el odio alimentará
sobre la tierra infertil.
Los milagros existen.
El maíz ha de esparcirse
antes que la cosecha amenace
con reclamar sangre.
Un vástago marcado.
Una virgen mancillada.
Cuatro sepulcros.
Alegría marchita.
El provinciano sin hogar
ha mencionado tu nombre
y tus entrañas marcarán
el camino a nuevo mundo.
Así ha sido escrito.
Maldice la voluntad que aguarda
bajo los suelos malditos.
Maldice a Skler
el descarnado.
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