Tras haberte entregado mi vida
ahora me encuentro
mucho peor.
Cargo conmigo esta terrible
negra nube de tormenta.
¿Puedes ver los destellos?
¿Quién soy yo para atreverme
a marchar contra los designios
de un universo sádico y cruel?
Obsérvame desde tu pedestal
y no pierdas ningún detalle.
Observa mi carne sangrar.
Sólo tus lágrimas logran
hacerme llegar tan lejos.
Después de todo
tu más grande talento
siempre ha sido
hacerme sufrir.
Incluso entonces.
No sé como esperas
que guarde
una pizca de cariño
por los años perdidos.
Las secuelas
siguen siendo visibles
hoy en día.
Nada ha cambiado en realidad.
Las heridas siguen abiertas
y he hecho del mundo
algo frío e indiferente.
De algún modo me perdí
de esta manera.
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