comenzó a visitarme
hace cinco noches, creo.
No he dormido en no sé cuanto
y casi estoy seguro de que alucino.
No me importa que tan loco suene
en realidad es imposible
que me importe mi triste vida.
Un gato negro e imaginario
me mantiene respirando.
¿Qué más me queda?
Lo he perdido todo
junto con el punzocortante
así que no tengo mucho
que pueda perder.
Tan sólo un felino inexistente
minúsculo y ronroneante.
Hay algo en el juego de la muerte
que me resulta preocupantemente
divertido e interesante.
He muerto de tristeza
desde hace demasiado tiempo.
Ahora este gato es mi mundo.
Un ancla a este universo
al que se le llama
burdamente "realidad".
Un gato vive en mi nariz
y eso es tolo lo que importa.
Imagen generada por I.A.
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