era el eterno propósito.
Aprisionado en las fauces
de las voces internas.
Debería hacer un truco
que me traiga de vuelta.
Como si acaso pudiera
importarme esta realidad.
Tomaré los escombros
para encender llamas negras.
Envenenaré la tierra
y derramaré la sangre.
El cielo resplandeciente
me hará olvidar el mundo.
Como si en cualquier
momento la locura se desatara.
Cual enfermo incurable
me arrastro taciturno.
Una tétrica noche llega
para derrocar a la vida.
El mundo está perdido
y ahora todos estamos condenados.
En un mar de cadáveres
encontraré la felicidad.
Imagen generada por I.A.
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