domingo, 28 de julio de 2019

Un cigarrillo.

Se escucha un chasquido
y el encendedor que sujeto
enciende un flama
lo suficientemente inofensiva.

Inhalo profundamente
tres pequeñas bocanadas
mientras que a lo lejos
retumban las campanas.

Aquel lúgubre sonido
no tiene comparación.

Toso un poco
y siento el ardor en mi garganta.
No me importa.

Desde siempre he sabido
que terminaría de esta manera.

Escupo sangre y me burlo
de las palabras del destino
al encender uno más.
Sólo para estar seguros.

Pues no quiero decepcionar
de nuevo a la ninfa
de blamca piel y por labios
una herida carmesí.

Prometí que esto
no tendría un final feliz.

Sigo creyendo
que la locura es inminente
pero soy un hombre libre.

Que prefiere sacrificarse
antes que volver al asilo.

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