miércoles, 31 de julio de 2019

Flor.

He olvidado tu rostro
pero incluso así
aún puedo recordar
que debo sonreír.

Como una burla
y blasfemia ante
la diosa muerta.

Fui yo quien te robó
aquella divinidad
que tanto apreciabas.

Tienes razón.
Pues por mi sangre
corre un fétido veneno
y no puedo negarlo.

Simplemente soy
un desgraciado
que ha nacido así.

Condenado a esparcir
pedazos de su propia miseria
a lo largo de la cuidad.

Siendo tu sólo
otra inocente victima
de aquello que
me mantiene con vida.

Tu sabes muy bien
a que me refiero
cada vez que digo.

Que mi vida sólo fue
un simple desperdicio
durante seis años o más.

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