Latidos.

Caminar hacia el abismo

arrastrando los pasos 

al juego del olvido

y el siempre enigmático destino.

Sólo una noche

para terminar sobre la hojas
de planta carroñera.

Despertar sin llama interna
en místicos pantanos
engendro de lodo primigenio
condenado a vivir.

Dónde lloran los cuervos
tras el alma atormentada
de la soledad naciente

Creamos las cenizas
que al infierno dan su calor
nuestro legado
por siempre marchito.

Al destruir la realidad
hago sangrar la piel
la hora maldita llama.