Delicados y dulces
los frágiles dedos
que robaron mi aliento.
Su dulce rostro
Me condenó a las profundidades del Averno.
Con aletargada voz
lúgubre y fría.
Llama al demonio que ha nacido
en mi interior.
Un condenado
rumbo a la tierra del filo danzante.
Arrastrarme junto a ti
pálida amante
de muerto mirar.
Soportaré el desgarre
Que la oxidada guadaña deja a su paso.
Todo por un segundo
solos en silencioso abismo.
Juntos en la danza
que la muerte implica.
Hasta que la vida
y el sol nos vuelvan a reclamar.
los frágiles dedos
que robaron mi aliento.
Su dulce rostro
Me condenó a las profundidades del Averno.
Con aletargada voz
lúgubre y fría.
Llama al demonio que ha nacido
en mi interior.
Un condenado
rumbo a la tierra del filo danzante.
Arrastrarme junto a ti
pálida amante
de muerto mirar.
Soportaré el desgarre
Que la oxidada guadaña deja a su paso.
Todo por un segundo
solos en silencioso abismo.
Juntos en la danza
que la muerte implica.
Hasta que la vida
y el sol nos vuelvan a reclamar.
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