Que vergüenza
engendros descarriados.
Crecimos entre hipócritas
sólo para temer a los demonios internos
las extrañas voces nocturnas
y demás porquería interna.
La apatía reina cuando a la debilidad
se le llama "progreso".
Se vuelve desgarrador el instante
donde el olvido llega
y pensar que en los buenos tiempos
jugábamos con hojas de afeitar.
Errantes aprendimos a callar
cuando la ira y el dolor brotaban
La alegría es una frágil mentira
al emerger la realidad.
engendros descarriados.
Crecimos entre hipócritas
sólo para temer a los demonios internos
las extrañas voces nocturnas
y demás porquería interna.
La apatía reina cuando a la debilidad
se le llama "progreso".
Se vuelve desgarrador el instante
donde el olvido llega
y pensar que en los buenos tiempos
jugábamos con hojas de afeitar.
Errantes aprendimos a callar
cuando la ira y el dolor brotaban
Escondidos
de las difusas fugaras
emergentes
en la media noche.
La alegría es una frágil mentira
al emerger la realidad.
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