Entre latidos atemporales
recuerdo mis últimos latidos
perdiendo la cabeza
entre rejas y batas blancas
la sangre pura salía de mi piel.
Soló queda el carmesí...
Corto las venas
con navajas de diamante
y alguna ilución.
Nada como la esperanza.
Que mejor tortura
para algún soñador.
Amo quemar el alma.
El espectáculo de fuego fatuo
y caras del terror.
Perdido entre la neblina....
justo donde pertenezco
después de todo
Sólo quedan gusanos
y uno que otro lamento inaudible.
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