Hemos quebrantado
el cristal que retenía
la esencia del asombro
y la fascinación.
Ya no queda nada
nada que valga la pena rescatar.
Sólo miles
de punzantes... fragmentos
perdiéndose entre las aguas.
Sólo queda observar
beber e imaginar aquella vida.
Es lo único que puedo hacer
como un simple espectador
ante el espectáculo de la vida.
Vivo, sí, pero no del todo.
el cristal que retenía
la esencia del asombro
y la fascinación.
Ya no queda nada
nada que valga la pena rescatar.
Sólo miles
de punzantes... fragmentos
perdiéndose entre las aguas.
Sólo queda observar
beber e imaginar aquella vida.
Es lo único que puedo hacer
como un simple espectador
ante el espectáculo de la vida.
Vivo, sí, pero no del todo.
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