jueves, 11 de abril de 2019

Me sangra el cerebro.


Alguna vez hace mucho tiempo cuando las flores solían brotar, una pesadilla emergió de la nada, el triste destino. El invierno interno. La noche doliente. Libros tirados y té frio sobre mi buró. Una que otra colilla, ceniza y suciedad. No esperes que despierte, no esperes que abra los ojos y vea que estás ahí. En su momento, será demasiado tarde.

Dije que moriría pero mi palabra vale demasiado poco. Hoy simplemente encontraré el confort de la inconsciencia en mi deporte favorito, el suicidio.

Amaría poder decirte que puedo sobrevivir… más la esperanza es una simple burla a la realidad. Amo mi campaña de odio, me recuerda lo que era estar vivo.

El dulce odio, alimento del maldito, alimento y alma de los condenados a vivir. Carroña viviente jugosa y purulenta retorciéndose en el mundo bello. Un cáncer consiente… ¡Alimenten la demencia! ¡Fertilizante perfecto para esta herida en la realidad!

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