Cuando vi por vez primera a aquella quien viaja a
través de los espejos, una tarde bastarda y jodida. Problemas con la familia, problemas con el vecino y uno que otro
impulso suicida asomándose penosamente por la ventana de mi habitación, un
triste rincón a la deriva del mundo. Un universo alterno donde la esperanza y el
calor son una simple ilusión y la vida, día a día, pierde un poco más de
fulgor. Más un rayo de luz tenía que entrar y poner esa microdimención de
cabeza. Un paraíso se había aparecido frente a mí y sólo puede volver a dormir.
¿Dónde quedó la fascinación?...
“Justo dónde te niegas a
buscar”-Segundos más tarde una voz familiar resonó en mi cabeza. Como una luz
intermitente resonando en mi mente “Una cucharada más, estarás bien” Escucho al
fondo de la sucia habitación. Un mierdero de poca monta. La típica
autodestrucción volviendo para terminar conmigo.
Por favor ¡MATAME!
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