domingo, 24 de marzo de 2019

Triste despertar.

Siempre te he dicho
que no le temeré a la obscuridad
ni al silencio eterno.

Al vomitar sangre y ceniza
es cuando por fin recuerdo
como es que se sentía jugar
con el sabor de la muerte.

Recuerdo tus palabras
y no puedo evitar
soltar una fortísima carcajada.

Me encuentro entonces
frente a frente con el abismo
y de algún modo pareciera ser
un buen amigo mio.

No tengo nada que temer
pues he sido yo quien decidió
terminar con todo.

Sólo es otro mal día
quisiera creer aquella mentira
en la cual mañana
las cosas mejorarán.

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