Ahogado en mi propia miseria
movido sólo por un deseo de venganza
que callara las voces internas.
Al encontrarme entonces
atado de pies y manos
justo como el animal rabioso
que se supone que soy.
Retorcía mi cuerpo
justo como en aquellos tiempos
en mi infierno personal.
Fue cuando pude recobrar
la consciencia
sólo para revivir un trauma
fuertemente reprimido.
De nuevo el dolor
me hizo perder el control
y mi humanidad.
Desde aquel maldito día
puedo decir que conozco bien
a mis demonios internos
y lo cierto es que: No quiero cambiar.
movido sólo por un deseo de venganza
que callara las voces internas.
Al encontrarme entonces
atado de pies y manos
justo como el animal rabioso
que se supone que soy.
Retorcía mi cuerpo
justo como en aquellos tiempos
en mi infierno personal.
Fue cuando pude recobrar
la consciencia
sólo para revivir un trauma
fuertemente reprimido.
De nuevo el dolor
me hizo perder el control
y mi humanidad.
Desde aquel maldito día
puedo decir que conozco bien
a mis demonios internos
y lo cierto es que: No quiero cambiar.
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