martes, 2 de octubre de 2018

15:24

Habré partido justo antes de terminar
el nuevo cataclismo.
Yo soy la tormenta
y no hay vuelta atrás.

Tampoco remedio.

Así que déjame caer
lo antes posible.

Sin remordimientos.

Suelta mi mano
al colgar
en el abismo infinito.

Llevo tanto tiempo
debatiendo entre la vida y la muerte.

Husme un último favor
jala el gatillo
junto con el último relámpago
y liberarme.

Delirio.

Nos hemos entregado
a las lágrimas del destino
y sus caprichos
en este nuevo
ciclo infernal.

Despegamos al olvido cual polvo al viento.

Hace tanto que lo perdí todo
ya no pedo recordar
como era tener
algo parecido a un hogar.

No vale la pena llorar
cuando las sombras
traen el remedio.

Ante el absurdo de esta vida.


Destinado.

He roto el sello.
Resignado
extinguí el fuego
que solía mantener
este pulso deteriorado.

"¡Nunca más!"

Ante el latente abismo
el grito demente
siempre perdurará.

En tierras profanas
y estériles
sólo somos
recuerdos lejanos.

Traidores ante la existencia
enviciados por el corazón palpitante
y la falsa promesa
de un mejor mañana.

Perdidos en el dulce llanto.

Hasta la última promesa
del fuego y ceniza.
Hasta el próximo renacer.

Nada en realidad.

Enredado
ante la araña violinista
en camisa de fuerza
hecha se seda infectada.

"Llévate mi carne
si eso es lo que buscas, sólo márchate."

"Grita si crees que sirve de algo."

A pesar de todo
es un buen día.

No es tan malo perder la razón
a media noche o un poco antes.
No importa.

Todo se disuelve.

¡No!

¿Donde estarás?
¿Oculta en el firmamento?
¿Perdida en el viejo pantano?

O tal vez...
justo frente a mi.

25:07

Cual simple escoria
vagando insensato
en tierras
de fieras fugaces.

Sin escape
he consumido
los ecos
de la última esperanza.

No hay vuelta atrás
cuando el porvenir
es analgésico mortuorio.

Demasiado lejos
del estridente silbido
que cruza la eternidad
jurando vendetta.

Sólo al final
podrás volver a ver
una sonrisa
en este rostro
perdido en el ayer.

lunes, 1 de octubre de 2018

Travesía.

Cansado de huir
de mi inminente
y desquiciado destino.
Sólo fui un sacrificio.

Pero en realidad nunca importó.

Conocí a mis demonios
en la inmensidad del abismo eterno.
Viajé en de lagos de sangre
en barca de hueso.

Sólo en penumbras me siento vivo.

Extraño tanto
a los ayeres lejanos
entre suspiros
y buenos días.

Cuando la realidad era dulce.

Redención.

Lamento tanto
haber caído en esta trampa.

Asesiné al alma en pena
justo como cuando
los ángeles cantan torturas
ante los nueve vientos

¿Podrías perdonar mis pecados?

Sólo tu mirada
es la que importa.

Puedo decir que al final
sólo el dolor es lo que queda
sólo escombros
de un todo.

Cuando toda luz se halla ido
sólo la polilla salvadora
será mi consuelo.