Gritaste y gemiste sólo para mi placer.
Que mi carrera se valla al carajo si puedo volver a sentir el corazón desesperado de mis enemigos romperse ante sus ultimas consecuencias.
Imagínate mi gusto al saber
que habías vuelto a caer.
Yo estoy acostumbrado a la autodestrucción de la cual te burlaste pero ahora más que nunca necesitas besar penes metafóricos tan sólo para seguir conservando la poca relevancia que alguien cómo tú pueda aspirar. Casi puedo compadecerte pero eres un hijo de puta.
Yo no aceptaría un estilete en mi culo.
Tal vez eso sea malo.
Tal vez yo sea el bueno por primera vez.
Te aconsejaría intentar explicarle una manera convincente por la cual necesites tanta crema para las llagas vaginales que lentamente se apoderan de tu sucia boca a la puta de tu esposa, la cual; por cierto, hace mucho que ya te ha sustituido por alguien mejor.
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