miércoles, 22 de noviembre de 2017

Recuerda a los rayos de sol

Es justo, justo como escuché
“el tiempo es el adecuado…”

No siento dolor
No tengo frío

Bríndame una cobija
Y una plegaria…
Inútil, pero halagadora.

“El día es obscuro”
Mas nada de eso importa
Sé que los terrenos nocturnos
Se han quedado atrás.

Mis viejos tesoros han muerto
Y mi cuerpo se ha oxidado

Pero el tiempo…

Ciego

La vieja canción de Jeff Buckey
sí “Halelullah”.
Un significado
                  Secreto
                     Sucio
                        Morboso.

O tal vez un amor puro.

Neblina
Que fuertemente
Azota la tormenta.

Me guía al derretir
Córneas inútiles
Devastadas de llanto.

Sólo recuerdo
El dolor
De la ceguera.

Llama a la ambulancia
Para cuando lleguen
Estos viejos harapos
Habrán muerto.

Corta un mechón
De cabello y barba
Procura que nadie toque mis demonios.

Arcángel

Innumerables ocasiones has de cruzar por mi mente. Día y noche. Día y noche. Tú que probaste no ser digna. Tú que demostraste ser una deshonra ante los ojos de Satán. Tú, querida escoria.

A pesar de las eternidades transcurridas en mi mente, sigue el viejo mantra… “Odio, Odio, Odio. No queda más”. Pregúntame si has de ser tú y sólo tú la dueña de esta alma tan, pero tan muerta y pútrida. Dañada por errores, caprichos y temores… Mas, amada mía, sólo es de tu propiedad.

Pero ten cuidado. Un alma dañada, atormentada y fúrica, siempre, siempre mostrará sus dientes. Alcanzará tu aorta y gota a gota lamerá tu vida y tu ser. Pues a la bestia, gran lobo cruel, con su hambre y su sed… has de alimentar mi bello, bello arcángel.

Pronto

Ven en sueños, hermano mío,
Engáñame y promete
“Pronto volveremos a vernos”
Siempre, siempre…
Tan vil
    Tan despreciable
       Tan parecido a mí.

Memoria


Si he de recordar, si he de atesorarte en mi memoria, se he de correr enfermo y loco hacia la última pista de tus pasos. Querida mía, no me arrepiento. Que si mis manos temblaron al verte marchar. Que si aquella sangre derramada fue en vano. Tú querida, alma mía eres aquella que hace de esta ida algo llevadero… y sólo con el recuerdo, sólo con el recuerdo.

¡Oh dulce amor e ilusión de la juventud! ¡Oh dulce recuerdo de puberto iluso! Si supieras mis intenciones. Yo dejaría de ser esta sombra asechadora y malvada y tú… bailarías y bailarías junto con las estrellas, envuelta en tu manto de misterio y pericia.

Daría mi voz de poeta sólo para tocar tu cabello… una vez más.

Cartas al rayo de sol

Carta tras carta
nunca, nunca la viste.
Secretas voces que cambian
transforman
En una melodía, única
incomprensible.

Esta asquerosa basura
recuerda y suspira.
Suspiros largos
cortos.
Alegres y melancólicos.

Lucero mío…
recuerda mis palabras…

Eres la historia que
jamás he de terminar.

19...

Un dulce silbido llega a mis oídos 
Muerte y devastación
placer a mis
tétricas fantasías.

El espanto
La amargura

Aquella triste soledad
alimenta, alimenta a mis tristezas
sacude mi mundo