Si he de recordar, si he de atesorarte en mi memoria, se he de correr enfermo y loco hacia la última pista de tus pasos. Querida mía, no me arrepiento. Que si mis manos temblaron al verte marchar. Que si aquella sangre derramada fue en vano. Tú querida, alma mía eres aquella que hace de esta ida algo llevadero… y sólo con el recuerdo, sólo con el recuerdo.
¡Oh dulce amor e ilusión de la juventud! ¡Oh dulce recuerdo de puberto iluso! Si supieras mis intenciones. Yo dejaría de ser esta sombra asechadora y malvada y tú… bailarías y bailarías junto con las estrellas, envuelta en tu manto de misterio y pericia.
Daría mi voz de poeta sólo para tocar tu cabello… una vez más.
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