Un andar doloroso
entre los desiertos lunares, fríos y muertos
paso tras triste jadeo
una voz llama.
A penas audible
a penas, real.
Un lamento
desgarrador.
¿Cuantos hemos de caer?
Sometidos a esta... tormenta maldita.
El vacío reclama
la dulce muerte aparece
mi vieja conocida
siempre ausente.
Algún día vendrá por mi
los negros ropaje cubrirán mi rostro
en el beso gélido
la paz por fin vendrá.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario