Barrera.

Tumbado inerte
sobre el pastizal
y con la mirada
perdida en las nubes.

Sin aliento ni pulso
me mantengo
camino al horizonte.

Sin saber si acaso
exista algún destino
esperándome a lo lejos.

Me aventuro hacia
el lejano horizonte.

Sólo un salto de fe
que separa la muerte y la gloria.

No tardes.

Desde siempre lo supe.
Sólo los demonios
poseen aquel peculiar
hedor a azufre.

E incluso sabiéndolo
te entregué mi cabeza
en bandeja de plata.

Sabes bien cuanto deseo
encontrar el eterno descanso
y lo que estoy dispuesto a hacer.

No soy más que un suicida
enamorado del abismo eterno
esperando con ansias
volver a la obscuridad.

Así que estruja mi alma
y arranca mi corazón
antes de que sea tarde.

No puedo prometerte
que al ver la luna llena
sabre reconocer tu esencia.

Dicha.

Sólo a través del dolor
es como pude encontrar
un camino fuera de aquí.

De esta laberintica
y distante dimensión.

Sólo quiero volver
a mi gélido hogar
y cortar mis venas.

Estaré bien.
Sé como hacerlo.

Derramaré la vida
tras la fina danza
de un dilo demencial.

Lo que sea
para sentirme con vida.

Crujir.

Desde que el alba
rompe la obscuridad
hasta el momento
en que finjo morir.

Junto a cada
dolorosa respiración.
Una muestra
de lo que será
mi final.

Como si esto
fuera a detenerme
en mi camino
hacia el infierno.

Sé hacia donde
debo dirigirme
y eso significa
mucho más
de lo que parece.

Escucho
a mis pulmones
gritar
en desespero.

No importa.
No puedo
dar marcha atrás.

Mal augurio.

Sigue tu camino.

Sólo ten cuidado
pues no eres tu
quien encuentre
al demonio interno.

No.
Deja atrás
las falsas esperanzas.
Aquí son inútiles.

En este lugar
tu eres la presa.

Pacto suicida.

Nacimos para
cometer suicidio
perdidos en absenta
y ahogados en la espesura
de una blanca neblina.

Embriagados
con la euforia
que la locura
ha secuestrado.

Con una daga
sobre mi corazón
prometo solemnemente
no dejarme atrapar
por la realidad.

Dime que es lo que buscas
cuando te adentras
en lo mas profundo
de mi mente retorcida.

Acércate un poco
y guardemos las formalidades
para las bestias
enfermas de poder.

Luz intermitente.

Con cada paso que doy
mi piel se convierte en ceniza
mi mente se apaga.
Respirar es dolor.

Todo pierde sentido
cuando escucho tu lamento
a lo lejos.

Mis huesos se estremecen
mis venas se desgarran
ni corazón se detiene
y por un segundo
creo haber abandonado
este mundo.

Mi ser retumba
al compás de una melodía
tan obscura y tétrica
como demencial.

Conozco bastante bien
aquel sonido
y a aquello que lo produce.

Paraíso de psicóticos
que en noches de luna nueva
devoran carne fresca.
Extermina mis sentidos
que no puedo seguir
con esta carga.