Madrugada.

Es cierto
que pude verte
en todo
tu esplendor.

Siendo siempre
tan poco discreta
al momento de escoger
una nueva victima.

Tras mirarte
un par de segundos
decidí no darte importancia
y beber
un trago mas.

El humo
del cigarrillo
se alza
y opaca
tu resplandor.

Una canción melancólica
calla el sonido
de tu voz
y me permite
perderme
en la inconsciencia.

Aun puedo evitarlo.

Ahogado en la desesperación.

Abro nuevas heridas
para terminar con todo.

Por fin he partido
hacia lo mas profundo
del abismo eterno
que es mi hogar.

¿En que me he convertido?

Un triste hombre de hojalata
que anhela imposibles.

Voy de camino

al mismo infierno

el único logar

al que he de pertenecer.

No puedo arrepentirme.

He sido yo quien se aparto
del mundo y su belleza.

Arrastro los pasos
mientras me dirijo
al portal
de la desesperanza.

Mi nombre.

Siempre supe
que al apartarse la neblina
volvería a verme
rodeado de tumbas.

Y en cada una
se encuentra escrito
el mismo nombre.

Rodeado de muerte
y ensordecido
por millones de alaridos
potentes y desesperados.

Clamando al unisono
por mi triste alma
y su perdición.

Nunca hubo motivos
para esperar
que terminara
de otra manera.

Este siempre
ha sido mi destino.
Debo aceptarlo.

Pronto dejará de doler.

Debo sobrevivir

a las inclemencias

del tiempo.

Mi alma se comitente 

en brea y mi piel

en obsidiana.

Pero a pesar de todo

aun puedo ver claramente

como todo esto 

muy pronto terminará.

Y los buenos tiempos

volverán a brotar

en la tierra donde

he derramado mi sangre.

No puedo permitirme

caer rendido

y mucho menos

estando tan cerca.

Puedo ver

a la tierra prometida

alzarse en el horizonte.

Esta tumba.

Tras haber recorrido
el inmenso desierto
y resistido
la eterna tormenta.

A pesar de todo
puedo decir
que sigo con vida.

Me he cruzado con terrores
que no podrías imaginar
y aun así crees
que puedes quebrantarme.

Sé muy bien
todo aquello
de lo que eres capaz.

Incluso cuando
tenias al enemigo
justo frente a ti.
Dudaste.

Eres demasiado piadosa
por eso sigo con vida
y tu tristemente no.

Alquimista.

Bajo el frondoso verde
encontré aquel tesoro
que tanto he buscado.

Al contemplar tu mirada
pude comprender
que es lo que debo hacer
antes de poder finalmente
acercarme a ti.

Deberé borrar
las mil y un heridas
que marcan mi cuerpo.

Tengo tanto tiempo
alimentándome del dolor.
Solamente espero que aún no sea
demasiado tarde
para salvarme de esto.

Besare tus labios
con la esperanza de no arrastrarte
a esta obscuridad.

Seguiré tus pasos
sin importar a donde te dirijas
e intentare permanecer
cerca de la luz
que emana de tu interior.

Luces blancas.

Otro terror nocturno
emerge repentinamente
desde las profundas tinieblas
para arrastrarme
fuera de la penumbra.

No puedo
seguir soportando
la luz deslumbrante.

Los sonidos se convierten
en fuertes descargas
directo a mi cerebro.

No te demores
y termina con mi miseria
antes de que decida
hacerlo por ti.

Apaga las luces
deja salir el calor.

Necesito sentir el frío.

Es lo único que deseo
antes de adentrarme
en el vacío infinito.