sábado, 3 de noviembre de 2018

Sofisticado.

Caminando
tras una leve despedida
a la presa en turno
nada especial
sólo otra victima
de mi adición
más siniestra.

Nunca dejará de ser divertido
este, el juego perverso
donde la carne inocente
prueba el sabor
de la venganza ajena.

Disfrutar el camino
y llegar
hasta la mas infame
de las tradiciones obscuras.

Sólo los gritos desesperados
de la victima ilusa
suplicando por clemencia
me hace volver
a sentirme vivo.
Sólo necesito
ser paciente.

Es la simple naturaleza del cazador
después de todo
necesito calmar el ansia
de carne y dolor.

Engendro.

Siempre lo supe, el final
carga un sabor amargo
nunca he esperado.

Algo distinto
Al dolor eterno.

Desde el comienzo
de la turbia travesía
hacía los tiempos distantes.

No mostré arrepentimiento
al encarar al hierro.

Sólo soy un trozo de carne
esperando pacientemente
volver a la tierra.

Caminando en el sendero
de los huesos sin nombre.

10:06

Oculto entre las más densas
sombras del pantano naciente.

Esperando desde hace tanto
que aparezca el astro incandescente.
Sólo quiero una última oportunidad.

Para sentir aquel calor.

Soy tan afortunado
de poder ver el atardecer
entre la hierba naciente.

Alzo la mirada al alba
justo donde los rayos del sol.

Desangran el horizonte.

viernes, 2 de noviembre de 2018

Abrigo.

Nunca quise
despedirme
pero
nunca tuve otra opción.

Un eterno dolor
encajado más profundo.

Sólo quisiera
volver a ver
aquel
obscuro resplandor.

Un destino difícil de aceptar
pero es lo que es.

La luz resplandeciente
me recuerda
que pronto
las arenas del tiempo.

Volverán a hacer
que Desdicha despierte.

Aparición inesperada.

En noche taciturna y calma
un leve tintineo apareció
como una invitación 
a una de esas danzas extracorporeas.

Me vi ante la figura de mi tormento
al esperar, la angustia me carcome
cual ojo de huracán justo antes
de invocar la ira de los dioses.

Y entonces, cual daga benévola
un punzante dolor emergió de mi pecho
era el inicio de una siniestra apuesta
a la que nunca me he podido resistir.

De la nada me vi envuelto
en una espesa neblina
y las voces sepulcrales
coreaban aquel himno impío.

Y pude ver a los ojos aquellas ánimas 
cada una de ellas con la muerte en sus ojos
aullaban sumergidos en la más obscura
y tétrica compañía. La dama pálida.

El tiempo se había detenido
y fue entonces que corrí
lo más rápido que pude, lejos
de aquello que solía mantenerme vivo. 

Nunca me detuve para mirar atrás
mientras corría hacia su negro manto
y al final que su presencia presagiaba.
Pero al final, sólo fue otro dulce coqueteo.

jueves, 1 de noviembre de 2018

Tanto tiempo.

De qué sirve seguir caminando
cuando siempre
me veo perseguido
por el desdén

Cuando al final del día
sólo quiero volver a gritar.

Puedes mirarme a los ojos
y te juro que volveré a caer
todos saben
sobre mi suerte maldita.

De vuelta a las sombras
donde nadie me puede encontrar.

Calma el ansia
sólo una herida mas
y todo
volverá a estar bien.

Sabes bien como termina
el cuento del desprecio.


Tres metros bajo tierra.

Oculto en pantano de raíces
retorcidas decrepitas y sangrantes
oculto de la cruel ninfa silvestre.

Tan cruel como la presencia
de la tierna voz que resuena
en mi cabeza todas las noches.

Cobijandome en fría ventisca
temblando ante la presencia
del astro nocturno.

Pues sólo la brisa del invierno
me aleja de la silueta
remarcada al cerrar los ojos.

Existe un dolor emergente
de una siniestra treta escondida
justo aquí, donde todo comenzó

El incienso no suele equivocarse
he visto como la neblina aparece
buscando una despedida