los inviernos
que a la soledad
adoran.
Caricias vacías
de la eterna concepción
del infinito.
No quisiera abandonar
el dulce sueño
que significa negar
quien soy en realidad.
Quisiera poder
llegar a ser distinto.
Sin embargo
soy yo quien está atrapado
con este monstruo.
Concédeme
la bendición
del olvido.
Pues sólo entonces
podré sobrevivir
a mi sentencia
sin importarme
si en realidad
soy o no culpable.
Nunca podré
dejarte ir.
En realidad
eres lo único bueno
que me ha pasado.
A pesar
de haberme quebrado
has de ser tu
por toda la eternidad.
Quien posea mis sueños
y me haga suplicar
por volver al paraíso.
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