para vivir en este mundo.
Tu presencia no es lo suficientemente
adictiva como para atarme.
Lejos de un recuerdo perdido
o algún arrepentimiento ambulante
son mis terrores nocturnos quienes
anuncian tu presencia.
Tu presencia no es lo suficientemente
adictiva como para atarme.
Sin embargo debo aceptar
que nunca he conocido a alguien
que pueda hacer a mi corazón
mostrarse piadoso.
Pues en la casa de los silencios
aprendí un poco sobre la crueldad.
Creo que puedo recrear
aquellos castigos con los que
día y noche fui atormentado
por mi propio bien.
De alguna manera logré
sobrevivir. a locura encarnada.
Ahora sólo debo volver
a mi verdadero hogar quebrado
e intentar recuperar la vida
que siempre soñé.
No necesita mayor razón
que mis desventuras.
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