sábado, 24 de noviembre de 2018

Quiebre.

Solíamos ser jóvenes
e ingenuos
un par de almas desamparadas
cayendo
en un eterno espiral
de pandemonio
y demencia.

No fueron
buenos tiempos.
No mentiré.

Pero al menos
teníamos eso en común.
Podríamos mirar
al abismo.

Y no temer a la obscuridad.

Es tan fácil
encubrir
la debilidad.

Sólo se trata de otra mentira.

He implorado perdón
a los cuatro vientos
y he sacrificado
todo mi ser
ante los dioses olvidados

Lo que sea
para volver a sentirme
vivo.

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