Recuerdo haberte
escuchado decir
que yo te importaba.
Es por eso que lo hice
y ahora cargo con la culpa
de aquel y otros
terribles errores.
el afecto que sólo queda
el vacío viviente.
No te confundas
no es la tristeza
quien me invade
noche tras noche.
Se trata de la ira
implacable y ardiente.
Justo como el fuego.
Tan sólo
seguiré mi camino
sin atreverme
a mirar atrás.
Me abandoné
de tal manera que la vida
ahora es un veneno.
Hazme reír
poniendo tus esperanzas
en un mejor mañana
donde todo cambie.
Aprendí
que el desapego
es bueno.
No me culpes si acaso
temina por dejarme de importar
mi más grande obsesión
y me doy por vencido.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario