cuando solía recorrer
los dominios de un
sol obscuro.
No tengo nada
que perder.
Quisiera lamentar
lo que estoy por hacer
pero no hay sentimentalismo
que me detenga.
No tengo nada
que perder.
Me quebraste de tal manera
que sólo al observar las llamas
puedo llegar a sentir algo
parecido al afecto.
No tengo nada
que perder.
Me deshice de la ilusión
para adorar el caos
que asola la existencia
de los delirios.
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