Última y me voy.

Latente e intrépido
desaparezco
junto al humo del cigarrillo
las luces se apagan
el cuerpo desaparece
"Un segundo más, por favor
se me olvida..."

Un segundo más en el crepúsculo
entre la vida y la dulce muerte
¡Oh amigos míos!
Sólo para dedicar otra
falsa sonrisa.

Sólo para dar un último brindis
antes de partir
para jamas regresar
arrancado por las manos de mi destino.

Polilla cobre.

Mi contagioso desdén
por fin me ha llevado al punto cero.
Necesitado
de la luz
de los días felices.

Mi dulce, dulce polilla resplandeciente
llévame a esos campos.
Sabes que no puedo caminar sin ayuda
sostenerme
como siempre lo haces
con esa sonrisa
siempre irónica
siempre doliente.

Mi más bello tesoro
mi único consuelo en las noches más frias

Mal día.

Me estremecía
el crepúsculo bastardo había llegado
y yo simplemente no estaba despierto.

Los largos y delgados dedos de la muerte
la sonrisa engañosa
y la mirada abisal.

Es una vieja memoria perdída
solo eso una alucinación
otro terror.

Siempre cazando mi escensia
robar mi vida
y tomar mi nefasta sangre.

Exhalando los vientos de la perversidad
trata de tocar mi mano
se lleva un pedazo de mi alma.

Me vuelvo carroña photofobica
veneno del Averno
un lamento triste y sórdido.

Siniestro.

Recuerda que existe un hombre infortunado
enamorado
sólo del recuerdo.

Si puedes leer más allá de las palabras
los colores del verdadero ángel renegado
aquel que a plena vista carcajea quedamente.

Olvida la demencia tan temida
toca mi alma
acepta mi caída.

Si puedes ver los tristes ojos de sombras
si eres capaz de ver más allá del negro
sabrás muy bien qué te está observando.

Infarto.

La tarde bastarda
llena de putrefacción y palabras casi difusas
arruinada por mi vieja salvación...

Ella es terror
miedo más profundo.

Arrepentimiento
la perdición del demente
frío paralizante
desgarrador crujir interno.

Es ver un inminente suicidio...

Uno lento
y otro más decadente
bailando entre los hilos del tiempo.
¡Oh! No me hagas matarme.

Querida mía sólo quiero verte sin vida
un cadáver tan bello como la muerte encarnada

Bajo el lento cobijo
lluvia leve y deprimente
a paso de ebrio
arrastrado y doloroso.
Esperaré el momento
nunca antes.

Quedo.

Late
la obscura
silueta de algún abismo perdido.

Una mente rota
espera
latente
cual virus letal.

Lamento ser yo
un canser
un parasito
una asquerosa maldición.

Exilio dulce
obscuro
acojedor
roto pero vivo.

Latente espera
la muerte
o una segunda oportunidad.

La musa andina.

Cae la noche
de nuevo la obscuridad emerge
mas la amarilla corteza
hace que los demonios se aparten.

Es una noche tranquila
casi extraño las pesadillas.

Los aullidos
relámpagos y gritos nocturnos
parecen tan lejanos ahora
aunque sea por este instante.

Distante paraíso negado
sueño ante uno que otro despertar.

Puedo sentir
por un segundo el dulce canto
la musa del sur canta.
¿Será su voz apasiguadora
la que calme el dolor?

Me llama...
debo llegar.