La lluvia cae inclemente
justo como cuando
felicidad me embriagaba
con el cálido tacto
del la dama pálida.
se ha vuelto lo único
que me acompaña.
Una y otra vez
he intentado recrear aquella
hermosa visión.
Sin tener
éxito alguno.
Tan sólo se trata
de otro terrible
presentimiento.
No he estado vivo
en demasiado tiempo
y eso es consuelo suficiente
para seguir
mi camino.
Es imposible
que yo pueda
odiarme aún más.
Saber que soy culpable
de todas y cada una
de las desgracias
que me rodean
pesa demasiado.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario