Oh, dulce adorada.
Nada en este mundo
podrá hacerme volver
del inframundo.
Necesito escuchar
como gritas mi nombre.
Mis músculos
ya están muertos
e inútiles.
No puedo ser culpable
pues estoy lisiado.
Es tan claro
que el suicidio es la salida
de toda esta mierda.
Me espera entonces
el negro valle.
Cuando sangro
sobre páginas
sólo tengo una esperanza.
No importa cuanto
tenga que derramar.
Espero que pienses
en esta pobre alma
que te ama con odio.
Lo he dicho una vez
y millones de veces más.
Si debo morir aquí
una y otra vez
para hacerte feliz.
Bienvenido sea entonces
todo el dolor que cargo.
Una carta suicida
espera a que abras los ojos
y vuelvas a pensar en mi.
Como en aquel entonces
pues al fin he despertado.
El golpe fue duro
sin embargo sólo me orillarlaron
a abrazar el dolor.
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