pero no existe motivo alguno
por el cual acudir.
Me has decepcionado tanto.
Dime que acaso el imbécil
del que tanto te he cuidado
por fin te ha tocado.
Vuelve a hacerme reír.
Ha pasado tanto desde
que te intenté advertir
sobre aquel pendejo.
Pero no te importó lo suficiente.
No te atrevas a decirme que
necesito cambiar; cuándo
me mueve el odio más puro.
Ese odio al autoritarismo.
Que en tus sueños
más húmedos llega a volverse
una realidad palpable.
No me interpondré ante el dolor.
Más debes de saber
que hay algo que debes
consagrar antes de mi partida.
Intenta recordar el pasado.
Los buenos y malos momentos
que nos han traído a esta encrucijada
de luces y sombras.
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