Skler habría tomado la tubería desde adentro, penetrando el concreto de lado a lado con un sólo movimiento de sus falanges, terminó por arrancar la tubería y lanzarla contra la patrulla se que encontraba justo frente a la entrada y cuya luz intermitente era extremadamente doloso para las retinas del descarnado, el proyectil saldría disparado, destruyendo el vehículo en el que habían llegado y cortando justo a la mitad a los dos oficiales que se habían quedado cuidando la entrada del túnel, el mismo túnel que segundos después terminaría clavado profundamente en la estructura más cercana, haciendo brotar aquella nube de polvo. Tan grande que llamaba a las miradas indiscretas y morbosas de aquellas criaturas que tanto le repugnaban.
De un salto salió de aquella tubería, llegando a unos cuantos metros de la cloaca que ahora yacía colapsada por su propio peso, el descarnado había logrado salir de ahí justo antes de que la estructura se derrumbara, el instinto de supervivencia puede ser algo curioso, pudo haber desatado una carnicería sin tener ningún tipo de piedad ni mesura, después de todo, podía sentir como se acercaba una multitud de presas fáciles, sin embargo se encuentra en medio de aquel desastre. Lo que hizo fue rugir hacia los cielos y después de sentirse observado, por fin, corrió para escapar del lugar lo más rápido que le fuera posible, luego de haber dado unos cuantos pasos y al ver que el agua comenzaba a caer de un cielo que pasaba de estar completamente soleado a jodidamente tormentoso, dio un enorme salto que lo terminó lanzando disparado hacia un horizonte cada vez más obscuro.
El descarnado había alcanzado los cielos, el frío calaba , la lluvia recorría y lavaba cada uno de sus huesos, haciendo que los trozos de carne muerta y los coágulos que aun se encontraban incrustados en su cuerpo se hicieran cada vez más blandos. un relámpago se hizo presente justo frente a Skler, haciendo que sus sentidos sufrieran aquel estruendo que termino haciendo que su oído y su vista le le provocaran retorcerse como si de una mosca se tratase se desplomara directamente sobre el asfalto húmedo. La caída fue larga, tanto que el impacto dejó una mancha impregnada sobre aquel hueco. donde parecía que algo muerto hubiera explotado, Aquella caída aparentaba haberlo destrozado por completo pero su osamenta se encontraba en perfecto estado. Su instinto lo hizo recuperarse lo más rápido posible, el recuerdo de aquella máquina embistiéndolo aun seguía fresco en su memoria. Volvió a saltar hacia los cielos, no le importó volver a ser bombardeado por aquellos destellos, tampoco le importó si algún relámpago llegaba a golpearlo, necesitaba escapar de las luces de la metrópoli.
Un par de saltos más tarde se encontraba al fin en donde el follaje era espeso y la tierra era tan virgen como fuera posible en aquel lugar. Continuó saltando, adentrándose más y más en uno de los tanto cerros que rodean a la ciudad. No se detuvo hasta que sus instintos le dijeron que al fin habría llegado a un lugar tranquilo, lejos de cualquier mirada indiscreta. Aunque la luz del sol seguía siendo demasiado fuerte para los débiles ojos de Skler, al fin podía sentirse un poco tranquilo, necesitaba buscar un lugar donde pudiera sentirse a salvo, donde pudiera descansar. Aterrizó en lo alto de un cerro, uno de tantos aquellos que se ven en el horizonte de la ciudad, uno de los pocos que aún conservan su obscuridad natural. Un bosque tupido y basto se encontraba justo frente a él. A lo lejos se podían ver unas cuantas luces que provenían de un pequeño poblado, la noche ya comenzaba a hacerse presente. Skler podía sentir como como escurría el agua y su osamenta quedaba cada vez más limpia.
Debía encontrar refugio, las presas vendrían después, justo como en aquella cloaca donde habría pasado sus primeros días.En serio esperaba que todo fuera tan sencillo. Así que simplemente se adentró en aquel bosque en busca de alguna cueva que le pudiera dar el refugio que necesitaba. Buscó durante toda la noche, hasta que al fin pudo encontrar un agujero en el piso por el cual el agua caía,aquello lucia tan peculiar como prometedor, pero antes de que pudiera comenzar a cavar, pudo sentirse observado, un hombre lo estaba mirándolo completamente incrédulo desde lo lejos, lo suficiente como para intentar correr pero no tanto como para que eso pudiera salvare la vida, Skler había estrellado su rostro contra la tierra apenas había recorrido unos cuantos metros, el golpe no habría sido suficiente como para haber matado a aquel hombre, aquella vestimenta militar lo habría condenado a vivir el apetito del descarnado, quien tras haberlo tumbado prosiguió a tomar una de sus piernas y separarla de un solo tirón, sus gritos fueron tan fuertes y agudos que todo los animales que se encontraban en los alrededores se apresuraron a huir del sitio, presas y depredadores, tan terrible era el alarido de aquel hombre. Prosiguió a tomar uno de los brazos de su victima y arrancarlo con la misma fuerza antes usada, haciéndolo rodar lo suficiente como para que fuera testigo de aquellos horrores, aquel hombre tuvo la desgracia de aun permanecer cociente para ver cuanto disfrutaba de su carne aquella monstruosidad, un par se segundos después vio como se acercaba y de golpe todo se habría acabado, los gritos, el dolor, todo, justo cuando Skler había decidido arrancar su cabeza y comenzar a triturar su columna, para continuar son sus demás extremidades y cerraría con broche de oro al convertir su torso en un baño de intestinos, jugos gástricos y demás delicias.
Tras haber disfrutado de aquel cadáver, Skler se dirigió hacia aquella franja donde el agua desaparecía sin alguna explicación aparente. Y comenzó a cavar, sus falanges removían tierra y roca como si de arena se tratase. No tardó mucho en en penetrar unos cuantos metros, hasta que terminó por encontrarse con algo metálico. rascó un poco y encontró aún más metal bajo sus manos y pies. Una sirena comenzó a sonar y los oídos de Skler lo hacían retorcerse de dolor, al mismo tiempo que la tierra se movía y comenzaba a estrujarlo lentamente.
Las alarmas se habían activado y había militares dirigiéndose en dirección de Skler. Quien podía sentir como aquellos hombrecillos se acercaban, rápidamente, así que esta vez, decidió esperar a que sus instintos le dijeran que aquellas masas de huesos y carne habían llegado al fin. Los soldados intentaron rastrearlo pero, apenas habrían llegado al lugar un pequeño temblor se hiso presente y uno de ellos fué tomado de los tobillos, y enterrado vivo por aquella criatura que tan pronto lo tuvo bajo la tierra, lo estrelló en el muro de acero que lo había renado antes, los demás se apresuraron a apuntar sus armas contra Skler. No sabían que estaba pasando y aun así su valentía los hiso permanecer en aquel lugar, haciendo los cometer tal suicidio.
El descarnado se abalanzó sobre ellos, mientras le destrozaba la cara a uno de ellos con un sólo apretón de su mano, metiendo sus falanges bien profundo de su cerebro, uno de ellos comenzó a disparar sobre Skler, sin tener efecto alguno, más que sólo irritarlo y empeorarlo todo, aquel soldado se encontraba lo suficientemente cerca así que usó el cuerpo de su compañero para molerlo a golpes, por suerte, sólo habían acudido tres en ese momento, por lo que aprovechó para hacer una plasta casi homogénea de aquellos dos cuerpos. Podía escuchar como es que las pisadas de algunos cuantos desafortunados se acercaban rápidamente a través de las ramas de aquel bosque no tan virgen. Rigió, las pisadas se detuvieron.
Los gritos no se hicieron esperar, uno a uno, aquellos falsos lobos conocian su final. Skler consiguió tomar a uno del cráneo y empalarlo brutalmente en uno de los altos pinos. A un par de ellos , que decidieron mantenerse juntos al escuchar el estruendo los termino enredando con sus propios intestinos. Ensartó su mano en el estómago de uno de ellos y jaló con fuerza hasta lograr ahorcar al otro sujeto, no sin antes hacer lo propio con el otro cuerpo, al terminar de enredar aquellas marionetas, tomó las vertebras de ambos y las retorció fuertemente hasta que los huesos de ambas terminaron por romperse, quebró los brazos y piernas de algunos otros para terminar rompiendo el torsos restantes en dos. aquellos gritos penetraban en la piel de quien los escuchara, algunos de ellos incluso se tiraron en el suelo mientras lloraban y suplicaban por una muerte rápida. a los pocos que opusieron tal resistencia los devoró estando aún vivos. Todo aquel camino de esplendida carnicería lo llevaba. A lo lejos se escuchaba como una puerta metálica abría, justo el mismo lugar de donde seguían viniendo aquellas bolsas de carne. Skler, vorazmente, la ira por fin se habría apoderado de su ser y si no lograba encontrar algún lugar donde pudiera estar tranquilo, entonces lo crearía, tan sólo debería seguir destrozando aquellas masas ingenuas hasta terminar con ellos. La carnicería al fin habría comenzado.