ronca y sepulcral
nació del fango
No puedo cambiar
lo que el destino
ha forjado.
Conozco mucho mejor
el mundo que idolatras
lo suficiente como para
hacerte retorcer en dolor.
Reconozco mis errores
al mismo tiempo
que puedo decir cuanto detesto
que todo aquello
tuviera que suceder.
Al final del día
sigo siendo aquel ingenuo idiota
que conociste.
Podré creer en lo que tu quiera
acallaré las voces de mi cabeza
y tan escucharé tu triste cantar
cual desgarro del alma.
Llevo la miseria impresa
en el recuerdo taciturno
que asedia mi cordura.
No hay nada que puedas hacer
para levantarme ahora.
Hace mucho pudiste
verme morir y sin embargo
decidiste despertarme.
Desde entonces
este ha sido el destino.
Así que tan sólo intenta
no parecer tan miserable
mientras termino de consumirte.
No fue tan sólo un capricho
haberte dejado vivir
tampoco miedo ni remordimiento.
Tan sólo quería ver como
todo se derrumbaba.
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