jueves, 5 de marzo de 2020

Deidad.

Muéstrame la falsa piedad
envuelta en palabras dulces
y sin sentidos de la entidad.

¡Oh! Grandisimo bastardo.

Dame tu mejor golpe
que no me importa
morir en el intento.

De alguna u otra manera
terminaré escupiendo
sobre tu nombre.

Sé que siempre he sido
una ofensa viviente
y no me arrepiento de ello.

Puedo soportar cualquier cosa.

Recuerda que ya me has
arrebatado la vida una vez.

Viajo condenado
a una eterna maldición.
El daño es permanente.

Me he quedado sin nada
que pueda perder.
Podré sobrevivir.

He de convertirme en polvo
antes de atreverme a retractarme
te cada una de mis blasfemias.

No me importa el martirio
que pueda imponer
sobre n alma errante.

Conozco las llamas
de la eterna penitencia.

De algún modo
me he vuelto
inmune a ellas.

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