ha cometido aquellos crímenes
crueles e innombrables
que aterrorizan a la ciudad.
Soy aquel estrangulador
que en las noches más frías
roba aliento y vida.
Merodeo bajo el cielo vacío
lleno de esplendorosa obscuridad
donde lo único que logra
hacerme sentir cualquier cosa.
Es la mirada hueca
de un cuerpo profanado
que lentamente pierde su calor.
Más tu eres demasiado importante
como para pertenecer a aquellas fantasías
donde la muerte y yo logramos
terminar alegres y delirantes.
No deberías temer cuando
mis gélidas manos rodeen tu cuello
nunca podría lastimarte.
Eres tu, mi mayor fascinación
la visión más recurrente
en sueños plagados
de gritos y sombras.
Y tus gritos de terror.
El tesoro prohibido
que nunca debo añorar.
Tan sólo quiero que veas
que tan bajo pude llegar
ahora que mi mente
por fin se ha roto.
El umbral entre las pesadillas
y la terrible realidad es
cada día más tenue.
Tengo suerte de haberte conocido
cuando los impulsos malditos
eran sólo un terrible pronostico
que observaba pacientemente.