Silencio.

Nunca podría escuchar el eco
de las voces turbias
despechados
malditos.
Un circo de rarezas.

La vida es un manicomio gigante
por algo no me he ido.
Lo mantiene interesante.

Ecos profundos, tenues
pálidos y rojizos.

Callados de golpe.

Y es ahora cuando no sé que hacer
los músculos aturdidos
ya no responden
la mente también es inútil.

Enemigo.

He escuchado al destino
hablar con tétrico acento
y voz ronca.

Ha pasado tanto
que me he olvidado de sonreír.

Nunca más.

El tacto de la arena
o la tranquilizadora
sonrisa de las buenas noches.

Hemos emergido
de las inmundas cloacas
para decender
a la ciudad de los hipócritas.

La dulce tierra
donde la obscuridad es un crimen.

O alguna enfermedad.

Tal vez
algunos voltios
me vendrían bien.

2009

Quisiste entender
deseabas conocerme
decidiste tomar mi mano.
¿Que esperabas?

Por lo que queda.

Entra en mi cabeza
trata de salir con vida
y tal vez
    un poco de esperanza.

En aquellos lugares
sólo se puede confiar
en la bruja del este.

La única luz
             en Interzona.

Puedes ver los relámpagos
y un poco del cielo
pero créeme.
                Consuelo
se fue desde hace mucho tiempo.

Ahora sólo soy
esto.

Imagen generada por I.A.

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Septiembre.

Adicción impía
me volví ente de mis pesadillas
siempre vigilante
esperando.

Los colmillos
y las ansias
de matar.

Busco entre el desperdicio
el dulce sabor de los pulmones
y el néctar del corazón.
No puedo esperar.

Robaste mi alma
yo tomaré algo más.

Cuando en el cobijo del lugar feliz
o en algún mal paso.
La fiera mirada de la bestia
y los entes que lo acompañan
estarán ahí.

No hay salvación.

17:22

Pronto
junto con la noche más obscura
deberé partir y nunca volver
podrías creer que de verdad lo intenté

Esta enfermedad va a matarme.

Nunca pensé
que caería en la misma mentira.
jamás esperé el momento
para saltar al abismo.

Pero sólo los cobardes le temen.

Es curioso
la única posibilidad de sobrevivir
oculta en el acto suicida.
Y dicen que la ironía ha muerto.

Salud.

53:15

Mi vieja amiga.
Mi mayor fracaso
me he convertido
en todo aquello que siempre odié.

Un rostro sin nombre tumbado
un sucio ropaje raído
y un cigarrillo en la mano
entre la nada.

Pero
sólo los cobardes le temen a la penumbra
al fulgor que la noche revela
entre ecos de nada y algo

La obscuridad surgió
deambula en mi mente.

Lo que se ha perdido...

Se supone que valga la pena
la asquerosa existencia
y el poner un pie frentre a otro
haciendo aquella dificil danza
que nunca me llevó a nungún lado.

Bah.
Es lo justo
después de todo.

¿Deprimido?

He de estar ahí
durante la última respiración
el cuerpo de mis pesadillas
por fin inmóvil...
Muerta.

Nada ha sido lo mismo
desde que abandoné.

¿Por qué debería importarme?
Una bolsa de carne pútrida
sólo es eso.
No sólo un estorbo.

Quiero un poco del viejo dolor
es adictivo...

Debería volver a hacerlo
respirar un poco
y vivir
sólo para caer al poco rato

Debería buscar el viento
y escapar.

De nuevo.

Aunque no valdrá la pena
estoy obligado.
Ahora cargo la muerte
y ella se acerca a mi.