condenándome al eterno
desprecio y eventualmente
al eterno olvido.
No puedo decir
que no lo merezco.
La culpa es demasiado grande.
Nunca podré perdonarme
por haberme tan hijo de puta
como para haber cambiado
con todo el dolo del mundo.
Nunca cambié, sólo
decidí decir lo opuesto.
Siempre supe como lastimarte.
No soy más que escoria
demasiado afortunado como
para tener un buen día
y descansar en paz.
Imagen generada por I.A.
https://dream.ai/create
No hay comentarios.:
Publicar un comentario