reclamado por la ambición
de aquella preciosa figura.
Caí tan bajo
como para suplicar
cualquier vestigio
de afecto.
Tan perdido
me encontraba.
Estoy muy lejos
de poder decir
que algo ha cambiado.
Mis venas siguen
escuchando tu nombre
retumbando en medio
de la nada.
He abandonado
toda esperanza.
Sigo esperando
que el milagro suceda
incluso cuando
me parezca ridículo.
Esta pésima suerte
no desaparecerá
hasta que haya muerto.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario