junto al gran estruendo
de una vida perdida.
Las campanas suenan
en distópico compás.
Hasta pronto querida.
Los sellos se han roto
an la noche más obscura.
No hay dónde escapar.
Una turbia sonrisa
se dibuja a contraluz
y enciendo un cigarro.
A los pies de tu cama
nada puede detenerme.
Perdona mi osadía.
Simplemente me cansé
de esperar el alba.
He escuchado tu voz
llamándome en sueños.
Caminé por desiertos
tormentas y huracanes
esperando este momento.
Como una pesadilla.
Casi puedo prometer
que tendré misericordia
tras tu ultimo suspiro.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario