a los designios de la muerte
en un inútil intento
por posponer lo inevitable.
Dime como es que hemos
llegado a este punto.
Temo encontrarme de nuevo
a la fieras necróticas
cuando la luz del sol
nuble mi vista.
Toma mi mano de nuevo
y partamos al horizonte.
Al final todo estará bien
hasta ahora has tenido razón
y no tengo motivo alguno
para dudar de tu palabra.
Tal vez debería marcharme
hacia el olvido eterno.
No quedará nada para recordar
en algún tristísimo día lluvioso
en los que el cigarrillo
tiende a saber mejor.
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