martes, 15 de enero de 2019

Fastidio.

Cobijado en la espesura
de las densa obscuridad.

Persigo las caricias
del viento vespertino
justo como el día anterior
y el día anterior a ese.

Por siempre
en eternas llanuras de perdición.

Donde la locura
y la desesperanza
son el único camino.

No hay nada malo en mi.

Simplemente no encuentro
motivos para dar el primer paso.
Esta es la manera
en la que se supone
que debo encarar el amanecer.

Arrepentido
por el simple hecho
de haber abierto
los ojos.

Decir que todo estará bien.
Es decir una reconfortante mentira
que me niego a creer.

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