Entro a la obscuridad
más, densa
la ceguera tomó el rumbo
sólo hay aullidos fantasmales.
Hijos del Averno
seres condenados
engendros perdidos
¡Hermanos míos!
Demonios etéreos.
¡Señores!
¿Que puedo decir?
Sólo aquellos que han escuchado
el susurro de la dulce muerte
han de saber como no temer
ante el cruel abismo.
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