Tu sabes
cuando el resplandor
muestra su enorme sonrisa
y
la nuestra
una simple copia absurda.
Después de la décima campanada
el miedo salvaje aparece
en la boca de zafiro.
Quisiera saber a donde se fue el viejo yo
no encuentro mi nombre
he buscado en todos lados
que creo haberme desvanecido.
El veneno de la sacerdotisa
dulce, embriagador
letal.
Esta condena de odio, siempre tan toxica
las punzantes cadenas atan el alma
la verdad se ha revelado
es demasiado tarde para mi.
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