Tumbado en mis sudores
soporto los interminables espasmos.
Esperando el la fría celda
veo pasar el tiempo
veo al odio florecer
cual bello fruto maldito.
Vendiste mi dignidad
claro que todo estará bien.
Consume lo que aun queda de mi
restos de algún recuerdo alegre
carne medio viva y demencia.
Mastica los huesos.
Es la mirada del alma perdida
la que nunca más verá la luz.
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