No quiero importunar
dulce soledad
el estupido mediocre
quiere
soltar lágrimas de dolor.
El demente busca
antídotos prohibidos
entre espasmos de terror y angustia.
Esta ciudad de mierda
tan podrida que es hermosa
muestra su sonrisa
tan tentadora
Tanto... rojo.
En las sombras
donde lo oculto suele narrarse
embriagada y conmovida
la obscura silueta
muestra su sonrisa.
Guarida del hombre muerto
y descanso de la tormenta.
Mística del tiempo
cuando todo se detiene y digo gracias.
Es hora, las sombras esperan.
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