Callar los gritos de angustia y dolor
liberadores del alma
tan banal y profana
como la realidad.
Una noche tranquila
sin pesadillas
sin recuerdos
sin memoria.
Una gota que brillaba entre millones
tortura los sueños de los perros dormilones
y de esta enfermedad letal
que sale de mi garganta.
Se sumerge y contamina
el enorme pozo de Angustia...
La realidad apesta
cuando tratas de ver el camino a casa.
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